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jueves, 4 de octubre de 2018

El silencio de la nada

El silencio de la nada
El recuerdo de la memoria
Recordando las voces que ruegan, 
que persistentemente suplican 
al sufrir su cruel castigo 
porque no pueden dar contigo.

Solo quiero que mis sueños te alcancen,
que las luces nunca se apaguen,
que dulcemente me abracen, 
que las sonrisas encendidas solas se entreguen. 

Que sobrevivan las bondades
en la oscuridad de las maldades.
Que las falsas y amañadas promesas
persigan a las legítimas verdades. 

Desde el silencio de la nada
se escucha un coro de voces sin voz
implorando por la pasión silente y callada
en la  mortesina y oscura noche 
discurren los pensamientos vanos. 

Que sobrevivan las bondades
en la oscuridad de las maldades
Que las fingidas y amañadas falsedades
persigan a las legítimas verdades. 

El recuerdo de la memoria es largo
y es corto el sentido del olvido.
Solo yo me encuentro perdido
en medio del desierto extenso
arido y esteril y desolados 
que mueren lentamente 
en el letargo de la tarde.

No son infinitos los ruegos del alma,
ni los momentos de la vida calma,
solamente persisten las huellas
de las almas perdidas en su verdad
cuando la obstinada persistencia calla.
para ni olvidar nada.

A la supina verdad la Ilustran 
las voluntades que siempre luchan
por sobrevivir y se transforman
cuando hay que elegir para ser feliz
y para ser feliz hay que vivir
y para vivir hay que olvidar
 que no existe la palabra infeliz. 

En la oscuridad de las malas intenciones
 persisten los inquietantes colores
 que gobiernan a los tonos y matices 
son las que sobrepasan las sensaciones
y resisten las tentaciones. 

Las inocuas percepciones algunas veces
nos traen pequeñas luces
que nos recuerdan las imágenes del pasado 
y espejismos de una falsa alucinación,
que fueron impuras y vanas expresiones. 

Te veo perdida entre una multitud 
que caminan llenos de inquietud 
plegados de la virtuosa virtud
y alejados de la desleal ingratitud. 

Recuérdame buscarte entre las nubes cansadas
venciendo a las ilusiones perdidas
y a las esperanzas vencidas
que quedaron entre las cartas marcadas. 

Viajando por los senderos desconocidos
buscando caminos extraños
unos son demasiados anchos
y hay otros que son muy angostos.

De: Lima, Perú
D. R.