Veinte poemas de amor y una canción desesperada (Pablo Neruda)

 Pablo Neruda

Soneto LXVI: No te quiero sino por que te quiero.

Pablo Neruda


No te quiero sino porque te quiero 
Y de quererte a no quererte llego 
Y de esperarte y cuando no te espero 
Pasa mi corazón del frío al fuego.

Te quiero solo porque a ti te quiero
Te odio sin fin y odiándote te ruego
Y la medida de mi amor viajero 

Es no verte y amarte como un ciego
Tal vez consumirá la luz de Enero,
Su rayo cruel, mi corazón entero,
Robándome la llave del sosiego.

En esta historia solo yo muero
Y moriré de amor porque te quiero,
Porque te quiero amor, a sangre y fuego.

Oda y germinaciones




Mi muchacha salvaje, hemos tenido
que recobrar el tiempo
y marchar hacía atrás en la distancia
de nuestras vidas, beso a beso,
recogiendo de un sitio los que dimos
sin alegría, descubriendo en otro 
el camino secreto
que iba acercando tus pies a los míos,
y así bajo mi boca
vuelves a ver la planta insatisfecha
de tu vida alargando sus raíces
hacía mi corazón que te esperaba.
Y una a una las noches
entre nuestras ciudades separadas
se agregan a la noche que nos une.
La luz de cada día, 
su llama o su reposo
nos entregan, sacándolos del tiempo,
y así se desentierra
en la sombra o en la luz nuestro tesoro,
y así besan la vida nuestros besos;
todo el amor en nuestro amor se encierra;
toda la sed termina en nuestro abrazo.
Aquí estamos al fin frente a frente,
nos hemos encontrado, 
no hemos perdido nada.
Nos hemos recorrido labio a labio, 
hemos cambiado mil veces
entre nosotros la muerte y la vida
todo lo que traíamos
como muertas medallas
lo echamos al fondo del mar, 
todo lo que aprendimos 
no nos sirvió de nada, 
comenzamos de nuevo,
terminamos de nuevo 
muerte y vida.
Y aquí sobrevivimos,
puros, con la pureza que nosotros creamos,
mas anchos que la tierra que no pudo extraviarnos,
eternos como el fuego que arderá
cuanto dure la vida.

 Llénate de mí

Ansíame. agótame, viérteme, sacrifícame.
Pídeme, recógeme, contiéneme, ocúltame.
Quiero ser de alguien, quiero ser tuyo, es tu hora,
Soy el que paso saltando sobre las cosas,
El fugante, el doliente.

Pero siento tu hora,
la hora que mi vida gotee sobre tu alma,
la hora de las ternuras que no derramé nunca,
la hora de los silencios que no tienen palabras,
tu hora, alba de sangre que me nutrió de angustias,
tu hora, medianoche que me fue solitaria.

Libértame de mi.
Quiero salir de mi alma.
Yo soy esto que gime, esto que arde, esto que sufre.
Yo soy esto que ataca, esto que aúlla, esto que canta.
No, no quiero ser esto.
Ayúdame a romper estas puertas inmensas.
Con tus hombros de seda desentierra estas anclas.
Así crucificaron mi dolor esta tarde.

Quiero no tener límites y alzarme hacia aquel astro.
Mi corazón ni debe callar hoy o mañana.
Debe participar de lo que toca,
debe de ser de metales, de raíces, de alas.
No puedo ser la piedra que se alza y que no vuelve,
no puedo ser la sombra que se deshace y pasa.

No, no puedes ser, no puede ser, no puede ser,
entonces gritaría, lloraría, gemiría.

No puede ser, no puede ser.
Quién iba a romper esta vibración de mis alas?
Quién iba a exterminarme? que designio? que palabra?
No puedes ser, no puede ser, no puede ser,
Libértame de mi.
Quiero salir de mi alma.

Porque tu eres mi ruta. Te forje en lucha viva.
De mi pelea oscura contra mi mismo, fuiste.
Tienes de mi, ese sello de avidez no saciada.
Desde que yo los miro tus ojos son más tristes.
Vamos juntos.

Rompamos este camino juntos.
Ser? la ruta tuya. Pasa. Déjame irme.
Ansíame. agótame, viérteme, sacrifícame.
Has tambalear los cercos de mis últimos limites.

Y que yo pueda, al fin, correr en fuga loca,
inundando las tierras como un río terrible,
desatando estos nudos, ah Dios mio, estos nudos.




 Oda al amor

Amor, hagamos cuentas.
A mi edad
no es posible
engañar o engañarnos.
Fui ladrón de caminos,
tal vez,
no me arrepiento.
Un minuto profundo,
una magnolia rota
por mis dientes
y la luz de la luna
celestina.
Muy bien pero el balance?
La soledad mantuvo
su red entretejida
de fríos jazmineros
y entonces
la que llegó a mis brazos
fue la reina rosada
de las islas.
Amor,
con una gota,
aunque caiga
durante toda y toda
la nocturna 
primavera
no se forma el océano
y me quede desnudo,
solitario esperando.
Pero, he aquí que aquella
que pasó por mis brazos
como una ola,
aquella 
que sólo fue un sabor
de fruta vespertina,
de pronto
parpadeo como una estrella,
ardió como paloma
y la encontré en mi piel
desenlazándose
como la cabellera de una hoguera.
Amor, desde aquel día
todo fue más sencillo.
Obedecí las órdenes
que mi olvidado corazón me daba
y apreté su cintura

y reclamé su boca 
con todo el poderío de mis besos,
como un rey que arrebata
con un ejército desesperado
una pequeña torre donde crece
la azucena salvaje de su infancia.
Por eso, Amor yo creo
que enmarañado y duro
puede ser tu camino,
pero que vuelves 
de tu cacería
y cuando enciendes 
otra vez el fuego,
como el pan en la mesa,
así, con sencillez,
debe estar lo que amamos.
Amor, eso me diste.
Cuando por primera vez
ella llegó a mis brazos
pasó como las aguas
en una despeñada primavera.
Hoy la recojo.
Son angostas mis manos pequeñas,
las cuencas de mis ojos
para que ellas reciban
su tesoro, 
la cascada
de interminable luz,
el hilo de oro, 
el pan de su fragancia
que son sencillamente, Amor, mi vida.


20 Poemas de Amor y una Canción Desesperada
Poema XV



Me gustas cuando callas ...

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma,
emerges de las cosas llenas del alma mía.
Mariposa de ensueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos y mi voz no te alcanza,
déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio,
claro como una lampara, simple como un anillo.
Eres como la noche callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
distante y dolorosa como su hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa basta.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.



Pablo Neruda
De 100 Sonetos de amor
Soneto XVII


No te amo como si fueras Rosa de Sol, topacio 
o flecha de claveles que propagan el fuego; 
te amo como se aman ciertas cosas oscuras,
secretamente entre las sombra y el alma, 
Te amo como la planta que no florece y lleva
dentro de si, escondida, la luz de aquellas flores
y gracias a tu amor, vive oscuro en mi cuerpo
el apretado aroma que ascendió de la tierra.
Te amo sin saber como, ni cuando, ni de donde, 
te amo directamente sin problemas ni orgullo; 
así te amo porque no se amar de otra manera, 
sino asi, de este modo, en que no soy ni eres,
tan cerca que tu mano sobre mi pecho es mía,
tan cerca que se cierran tus ojos con mi sueño.


Soneto LXIX

Tal vez no ser es ser sin que tú seas,
sin que vayas cortando el mediodía
como una flor azúl, sin que camines
más tarde por al niebla y los ladrillos.

Sin esa luz que llevas en la mano
que tal vez otros no verán dorada,
que tal vez nadie supo que crecía
como el origen rojo de la rosa.

Sien que seas, en fin, sin que vinieras
brusca, incitante a conocer mi vida,
ráfaga del rosal, trigo del viento,
y desde entonces soy porque tú eres,
y desde entonces eres, soy y somos,
y por amor seré, serás, seremos.

   Veinte poemas de amor y una canción desesperada
Pablo Neruda

 Poema XX: Puedo escribir los versos más tristes esta noche.



Puedo escribir los versos más tristes esta noche.

Escribir, por ejemplo: "La noche esta estrellada,
 y tiritan azules, los astros, a lo lejos"

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Como no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.

Que importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi alma la busca.
Mi corazón la busca, y ella no esta conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuando la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor y es tan largo el olvido.

Porque en noches como esta la tuve entre mis brazos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque este sea el último dolor que ella me causa.
Y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.


Postales de Pablo Neruda





















Pablo Neruda (1904 - 1973) poeta chileno

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