Décimas
1
Te dejo con lo que te ofrende,
los tiernos amaneceres,
los sueños con la Luna,
los paseos por la playa,
la dulce primavera
y las hermosas puestas
del Sol en el atardecer
yo solo me quedo con
los versos que escribí
y los poemas que te dediqué.
2
Si el corazón extraña
y no se puede contener
y se le derrama la nostalgia
por los cuatro costados,
no habrá cielo azul
que lo pueda contener,
ni infiernos que la soporten
y la puedan alentar.
Solo habrá las caricias
que la puedan sosegar.
La paz es un sueño nocturno
hecho con fibra de eternidad
donde surge la pasión
que brota del corazón
que brota del corazón
en la eternidad de la noche
y en la brevedad de los días
y en medio de la paz
surge la luz y el amor
brota la pasión
y se impone la poesía
4
He arrastrado la noche
y la he plasmado en tu piel.
He pintado tu querer
en una tela transparente
y le he puesto los colores
que entonan con tu ser.
Al hurgar en la memoria
he tocado la divina gloria
y he lanzado una plegaria
a la Divina Providencia.
5
No es que esta llorando,
es el aguacero copioso,
son gotas de la lluvia
que humedece su cara
y todo lo arrastran
y se lleva el maquillaje
que colorea el querer
dañando las emociones,
las mágicas ilusiones
y los sentimientos sensibles.
6
Tus ojos son la claridad
que no sabe de sombras
y al despertar la mañana
al abrir sus largas pestañas
largas, negras y rizadas
asomaron sus grandes ojos
que se abrieron como petalos
de una flor hermosa
listos para enamorar
y al mundo conquistar.
7
Juró que no lo iba a dejar
que no lo iba a abandonar,
ella solo pedía le amor,
y realizar sus anhelos
para vivir sus sueños
y que cerca de el estaría
todo el tiempo que podía.
Que cada noche y cada
día soñaba que iba a triunfar
llenando el mundo de alegría.
8
Ella no dejaba que surja
la tristeza y apague
los acordes de la frugal
fantasía para no acabar
con la sutil y discreta
armonía que reinaba
El día se enardecía
lentamente y rogaban
por las indulgencias
imploradas y suplicadas.
9
Del cielo surgieron
melodías conocidas
que acompañaron
a una elegía popular
que cubrío la Tierra
con poesía del campo
cuyas letras irradiaban
energía sostenida
que alimentaban al amor
que se tornó en algazara.
10
El mundo miraba con
mucha picardía, mientras
se afligía la esperanza
sin embargo, ella luchó
por lograr el sueño imposible
que parecía una extraña
utopía y en la absurda
lejanía murió la particular
simpatía mientras la noche
lentamente se apagaba.