Que no llore el niño
La noche clara y tibia,
al amanecer el alba estaba fría
el niño pequeño no cabía
en la cuna que estaba vacía.
Con ilusión y mucha alegría
al mirarlo el niño me sonreía.
No hay que dejar que llore el recién nacido
porque llora el cielo y llora el mundo.
Melchor estaba cantando
Gaspar estaba agotado
y Baltazar tenía al niño cargado
que con su canto se quedó dormido.
Descansa y ya puede dormir el niño adorado.
En el portal de Belén
Los ángeles descienden del cielo
de una punta de una de las estrellas
uno se queda colgado,
cuando descendía de su vuelo
y de vergüenza borró las miradas.
Las sonrisas aparecieron con gran gozo
y se escucharon los cantos
que con gran regocijo estaban anunciando
que la navidad esta empezando.
Los reyes magos llevan incienso y un perfume;
Mirra y oro y un gran diamante
y escondidos pasteles rellenos de miel
La Virgen se obliga a sus quehaceres
y reparte los pasteles a los pastores.
Que duerme el pequeñín en las palmas de José
envuelto en mantas de las pastoras.
Los ángeles con panderetas flautas y tambores
y con sus voces corales.
Los ángeles bajan del cielo
con una corona para el rey
Envuelto en mantas de terciopelo
cantan el coro en la alturas
con voz celestial bajan
sobre un rayo la luz del sendero.
Gloria a Dios en las alturas.
Autor: Antonio Encinas Carranza De: Lima, Perú
D. R.