Síndrome de belleza
(Síndrome de Stendhal)
Al contemplar y admirar
las cosas bellas, estas te llenan
de tristeza y el aire se subleva
y te crea el síndrome de belleza.
Un abrir y cerrar los ojos,
un sobarte los parpados
para despertar del sueño
que causa y no causó.
No es lo mismo el árbol
que la arboleda de una alameda,
ni de las primorosas florestas,
ni la meditación profunda,
ni el dolor al corazón.
El arte es expresión sublime,
es un manifiesto de cultura,
como el poeta es de alturas,
sus frases son a veces
alas armoniosas.
Así como las puestas son del Sol
y los claros de la Luna,
de Beethoven son las sonatas
y de Mozart las sinfonías.
Vivaldi, Chopin y Bach,
Wagner y Mendelssohn
acompañan al maestro
en su divino concierto.
Los cuadros del barroco
de carácter dramático,
son de Rembrandt o Caravaggio,
de Velázquez o Murillo.
De Carrara son los mármoles
de las cabezas en relieve,
de las obras de los griegos
y de los escultores medievales.
Escuchar sobre el amor
en los versos de un poeta
o en las glosas de un prosista
es gozar de la cadencia
y de la soberbia armonía.
Todo ello te sustrae y te lleva
a pensar que todo el amor del cielo
a caído sobre la Tierra.
Que con la mística y los arpegios
caminan siempre tomados de las manos
la poesía, la música y la ilustre pintura.
Autor: Antonio Encinas Carranza
De: Lima, Perú
D. R.