La mezquina arrogancia
En el baile de la emoción
cuando la música la lleva el viento,
la cara del tiempo
no tiene expresión.
Al ver que la autoestima
llagaba con el cuello alzado,
con sus pasos sombríos
y su carácter triste de engreído,
petulante, presumido.
Tan grande y profundo
fue su desencanto
que ahora vive en el silencio
y siempre esta arropado
para no morir de frío.
Ese día cuando corría la tarde
tapizada con la tersa neblina
y caían las primeras gotas de la lluvia
el tiempo oculto su cara
al ver que la arrogancia
El solo ocultaba las penas y las amarguras
que llegaron en la noche que se tornaba relajada
y no perdonaba a la mezquina arrogancia.
que sin piedad maltrataba a la humildad
rompiendo la paz y la armonía.
En su desconsuelo
las sombras huyeron
buscando un pretexto
para calmar el rencor
la intolerancia y el desprecio.
Antonio Encinas Carranza
De: Lima, Perú
D. R.
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