El árbol: Hijo de la Tierra
Eres misterioso y solitario,
elevado y orgulloso,
arrogante y majestuoso
siempre mirando hacía lo alto.
Extendiendo los brazos
fuertes y poderosos
al incierto infinito,
queriendo abrazar al tiempo.
Intentando atrapar al viento.
Que siendo
hijo de la Tierra lo tienes todo
eternidad y fuerza en el pecho
y en el corazón,
acumulado por los años gloriosos
de la lucha contra crecer
y fortalecer las raices de tu estirpe
que marcan tus anillos de tu crecimiento.
El viento invade con rumores de aliento
y acaricia tu frondosa copa.
De follaje denso y amplio
que es un amasijo ramoso.
Orgulloso con la mirada al cielo
de tu copa frondosa.
Cabellera hermosa
que despeina la brisa,
esparciendo el aroma
que despíden tu genes,
perfumando los campos.
Tu vida es un milagro,
solo bebiendo el agua pluvial
y con los rayos del Sol
te alimentas
que con la magia
de tu energia
conviertes en frutos,
alimentos que todos
aprovechar queremos.
Tus ramas son
habitáculo seguro
de infinitos seres.
Rrdillas y reptiles.
y aves de toda pluma.
Cada árbol es un parque
para las inquietas ardillas
que retozan por las semillas
que se esconden
y pasan desapercibidas
entre las hojas
y al abrigo de tus ramas.
Rey del reino vegetal,
la naturaleza te ha dado
El poder de convertir
el veneno que nproduce
el dioxido de carbono
que emite el consumo
de los conbustibles solidos
en el oxigeno vital.
Es tu lucha contra el
fenómeno creado
por el descuido humano
que llaman calentamiento global.
Al llegar la ancianidad
aunque cuando ya nadie te peina
porque has perdido el cabello
sigues dando aliento y calor
en los días fríos
convertido en leña
de muchos hogares.