frente a frente y se miraron,
una sonrisa a ella se le cayó,
el se agachó y la recogió
y disimuladamente se la guardó.
El era como ella lo había soñado,
igual, ni mas ni menos
y ella era el sueño
con que el había soñado.
El la reconoció por el lunar
que tenía en la mejilla,
por los hoyuelos de su sonrisa,
también por los ojos claros
llenos de un infinito ensueño
y la miraba que destilaba
su delicada ternura.
El no deseaba
que su imagen se diluyera
ni que se esfumara
y la tocó para comprobar
que era realidad
Ella sonrió, charlaron,
el la invitó a tomar helados
o quizas un café caliente,
ella le dijo: tu escoje.
En medio de la charla
salto una efímera chispita
y se abrazaron fuertemente emocionados,
luego se cogieron de la mano
salieron del local
y caminaron juntos
por una senda llena
de flores perfumadas.
El camino era hermoso
lleno de halagos
de miradas tiernas
y sonrisas perfectas.
En los siguientes pasos
algo los inquietó,
algo maravilloso briilló en sus ojos
sinrtieron brotar la primavera en sus almas
y en sus corazones sintieron que el amor
había llegado a sus vidas.
Pasó el tiempo y en medio
de la paz se amaron intensamente
con un amor vehemente
y una dulce pasión.
