El fluir de un arroyos
Dejad que los arroyos
corran libremente,
que en su fluir vehemente,
crecen alegremente
y su torrente rumoroso
hacen rugir a las piedras
que anidan en el fondo
de su cómodo lecho,
desde donde anuncia
que no interrumpan
su sinuoso camino,
deja que su caudal aumente
que en su crecimiento ve
como la vida se alegra
y creó la primavera
que pinta con sus colores
los paisajes naturales
y a los árboles en su esplendor
y proveen de la enervante energía,
que nutren los campos verdes,
son las venas de la Tierra.
que arrastran la sangre de la vida.
que son los motores que originan
la luz y la energía
que necesitan el progreso
y la prosperidad de la vida.
Déjalos correr libremente
a los inquietos ríos,
y a sus aguas cristalinas
sin interrumpir su camino
sin contaminar su lecho.
Si los envenenan la Tierra
morirá desangrándose.
Cuidemos a los ríos.
Antonio Encinas Carranza