Mirando sin mirar
Cuando las miradas intentaban hablar
Sentado en un banco
del parque central
mirando sin mirar
lo que los pensamientos
se negaban a contar.
Estaba con la mente perdida
mirando los días pasar
sin poder interpretar
lo que las nubes
me intentaban narrar.
Observaba en silencio
mirando sin mirar,
y apreciaba sin punto fijo
los profundos y fríos caminos
por la que transitaba el desconsuelo.
Me pare y caminé hacia una solitaria playa,
y sentado a la orilla del mar
quedé mirando en silencio
a las sinuosas olas
que algo me querian relatar.
Cuando las miradas son diafanas
y sumamente expresivas
hablan rápidamente
con la mente ecelerada
pero si entender lo que quieren decir.
Las miradas cuando son atractivas,
son amorosas y angelicales
pero a veces son furtivas e inquietas
y muchas veces clandestinas y silenciosas
y otras veces son mustias y apagadas.
Pero a veces las miradas
son amables, bondadosas
y a veces acogedoras y cautelosas,
pero muchas veces se vuelven desdeñosas,
y a veces tristes y meláncolicas.
Hay miradas que se esconden
tras las palidas cortinas que caen
sutilmente sobre la mente
cubriendo los viejos placeres
y desgarran el tiempo que fue.
Pero las miradas que me perseguían
decían a gritos lo que el corazón
insistía en callar
y se cubría la boca
para no gritar su verdad.
Antonio Encinas Carranza
De: Lima, Perú
D. R.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario