Confesiones de un poeta enamorado
Mis poemas comenzaron a brotar
desde el primer día que la pude conocer.
Fueron letras alegres que la hacían reír
“sigue escribiendo ... yo voy leyendo”
“Me agrada lo que escribes”
Fui escribiendo y escribiendo
las letras se agolpaban por salir,
mis dedos tenían rima y ritmo
los versos se iban acumulando.
Versos muchos versos
tantos que formaban
largas estrofas.
Con atrevimiento y osadía
llegue al poema.
y yo sin saberlo ni quererlo
me trastoqué en poeta.
Me inspiraba tanto
el amor y la belleza de mi musa
que mi mente y mis manos
eran un solo pensamiento
que funcionaban en coro.
Ella fue la musa de mi inspiración,
el estímulo de mi respiración.
Por ella pude haber sido pintor
o quizás músico o escultor,
mas terminé siendo poeta.
Las letras llegaban a raudales
y se multiplicaban como los peces,
ojalá valga la analogía
y no me corte la inspiración.
Los versos y los poemas volaban.
como bandada de palomas
regresandona su vergel.
El destino intruso
metió sus manos
y cambió nuestro sino
de una vida, en dos caminos.
Los corazones estaban encadenados.
Las cadenas se autodestruyeron,
desviando los sentidos
logrando que mi musa
se diluya y se ausentara.
Al sentir el dolor por su ausencia,
las letras quedaron tristonas
y salieron cabizbajas,
con los ojos rojos
y el corazón partido.
Fue un amor comprometido
que se trastocó en un amor perdido.
Quizas fue por el exceso de amor
que nos prodigamos
y que valorar no supimos .
Pero bueno,
Ella … no sé.
La verdad … mejor
No me pregunten.
Solo quedaron,
Mis versos y mis poemas.
Y yo al pie de ellas.
Hoy ... yo solo
Se escribir su recuerdo.