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martes, 1 de octubre de 2024

Hoguera pasional

 Hoguera pasional

Poema de Antonio Encinas Carranza

Las lágrimas que queman
que consumen y calcinan
la leña vehemente y pasional,
que arde con suma facilidad,
 azuzado por el viento que fustiga 
a las cenizas grises y al humo negro que brota.

Es yesca que arde
en el desierto sofocante
donde se incineran las tristezas
que atesora la memoria
y las lágrimas son mas amargas
y no se pueden ignorar.

Las luces de las lágrimas 
que brotan espontaneas
son mas intensas y apasionadas,
inquebrantables y enigmáticas,
que iluminan a las mejillas 
como dos joyas sofisticadas

Pero que al brotar
en contra de su voluntad
dejan surcos ardiendo
que son como antorchas 
que alumbran en todo su fulgor
a las oscuridades del alma.

Son gotas de tristeza que se lanzan en la pira
 de los sacrificios o en la hoguera pasional,
son suicidas que inmolarse buscan 
y con vehemencia se lanzan 
sobre las ardientes llamas
por un amor que no podrán olvidar.

Antonio Encinas Carranza
De: Lima, Perú
D. R.

lunes, 23 de octubre de 2023

La paciencia de la montaña

 La paciencia de la montaña


Poema de Antonio Encinas Carranza


La paciencia de la montaña
no la tienen los volcanes
que al primer inconveniente
el muy irreverente
lanza sus eruptos al viento,
lava, piedras y fuego,
anunciando que no estan
para aguantar pulgas
y se cubre con una cortina
de terciopelo color ceniza
en medio de los gritos
de la austeridad del silencio
que se reflejan en los ojos
de las tardes frescas y perezosas.
El volcán que con su voz ronca
reta al Sol que cuando se molesta
es implacable y aplastarlo
quiere con sus refulgentes rayos.
Las montañas le cantan al Sol
que con sus alas doradas
y en su tunica blanca
mejor se retira con la mente vacía
y con el alma vencida
porque nadie puede callar
el enojo de un volcán
cuando arroja el fuego
por sus laderas infinitas.
Con la paciencia de las montañas
saben que el enojo de un volcán
dura poco y pronto se apaga
y en la eternidad de la calma
pronto se olvidan
de las amenazas
y al final solo le quedan
pequeñas fumarolas
que el tiempo consume
su corazón de lava ardiente
y pronto todos se olvidan
del enojo del volcán.

Antonio Encinas Carranza