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miércoles, 13 de abril de 2022

Me olvide de olvidarte

 Me olvide de olvidarte



Era la pasión de mi alma,
el pensar de mi sentir,
el fervor de mi pasión.

La llevaba en el alma,
y cuando la razón se esforzaba,
el alma se desconsolaba,
y la voluntad se trastornaba.

Caminaba sin recordar
y mientras caminaba y caminaba
buscandole la mirada,
al recordarla la iba olvidando.

Mientras caminaba juraba 
que nunca la olvidaba, 
mientras su recuerdo
 iba cayendo en el mayor olvido.

Al andar con pasos lentos,
el olvidar se adoctrina
y con su luz cansina
y sus pasos anodinos
no recuerda ni con lisonjas,
ni valen las advertencias.

Pero cuando aprieta el corazón
la razón se olvida de olvidarla.
y el corazón pierde la razón
y ante el miedo de perderla
solo quedó el consuelo
de volver a recordar

El evocar y recordar son raíces
profundas y extensas 
que nacen a orillas del corazón
y son difíciles de arrancar.

No me pidas que te olvide

porque no puedo olvidarte. 

Autor: Antonio Encinas Carranza
 De: Lima, Perú
D. R.

sábado, 2 de enero de 2021

Vano orgullo

 De soberbio a esclavo del amor

Vano Orgullo

De soberbio a esclavo del amor

Fui ganador en el juego
y desprecié el dulce amor
que me solían ofrecer,
amor del bueno y del otro.

Fui mimado, querido y engreído,
a la vez soberbio y altanero.

De todas fui fiel amigo,
más con ninguna tuve compromiso, 
ni llegue a novio o prometido.

Conocí mujeres voluptuosas, 
aventureras, seductoras, 
sofisticadas, divertidas, 
desinhibidas y espontáneas … 
pero muy atractivas. 

Más todo fue orgullo vano, 
todo era material, nada quedaba adentro, 
un corazón sin razón y un espíritu vacío. 

Hasta que te conocí. 
Mi última batalla contigo la perdí. 
fuiste mi derrota final, 
de esa vida informal. 

Contigo conocí el amor verdadero
me enamore de tus encantos, poco a poco,
de sus sonrientes ojos … ah, como me encantan.
De tus cejas partidas que enmarcan
alegremente su bello rostro, 
tu sonrisa y tu coquetería femenina,
tus sutilezas destrozaron mi resistencia,
terminé derrotado, dulcemente abatido y enamorado.

Pero jugaste conmigo y me gustaba tu juego
y llegue a suplicar y rogar por un poco de amor.
soy un sentimental prisionero, 
pagando condenas con siglos de castigo,

Puedo postrarme ante ti arrodillado,
solicitando o suplicando una mirada tuya,
o tu amor aunque sea de a pocos.

Adoro tu desprecio, ¿la verdad?
no me siento humillado.
Reconozco en ti, tu poder fascinante.
Eres mi reina … mi reina de corazones.

De: Lima, Perú
D. R.