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jueves, 23 de enero de 2025

La paz del firmamento

 La paz del firmamento


Poemas de Antonio Encinas Carranza


El cielo estaba lleno de silencios
mientras los planetas dormían,
las estrellas vigilaban en silencio
y y con atención en su eterna conjunción
con las constelaciones astrales
formados por la imaginación, 
los planetas pasaban raudos,
apurados, para ser los primeros en llegar
mientras dejaban una estela en llamas y
gases venenosos que arrastraban
por todo su caminar.
De pronto la paz se quebró,
el firmamento se turbó
y se escuchó una gran estruendo
que alarmó a todo el firmamento,
un reflejo, un relámpago se reflejó
y en su inmensidad un trueno se manifestó,
inquietando a los corazones se . . .
y encegueciendo a las visiones
La tranquilidad de la noche se quebró 
y los planetas se incomodaron, 
surgió el caos en el firmamento 
y en medio del bochorno celestial, 
las estrellas asustadas y estremecidas 
huyeron raudas en diferentes direcciones 
buscando donde esconderse, el Sol firme 
y solido se puso al frente y asumió el liderazgo 
y tranquilizó a todo el universo y se da cuenta 
que nada tenía sentido y que solo fue un eructo 
de un agujero negro y con las luces apagadas 
el firmamento es mas azul que de costumbre.

Antonio Encinas Carranza

miércoles, 6 de noviembre de 2024

Una parte de mi, se fue contigo

 Una parte de mi, se fue contigo



Nunca pensé que llegaría el día,
pero la tarde que te marchaste
una parte de mi se fue contigo,
fuiste la sombra que no te dió el Sol,
fue el día en que su luz no perduró

En la noche, la tímida Luna 
se negó a salir y se escondió
en los reflejos del brillo 
del mustio resplendor 
de tu mirar sosegado y sutil
que brotaba de los misteriosos
y profundos lamentos
que todos oían y nadie entendía
como si el extraño canto
brotara de las comisuras
del cielo astral y eterno..

Esa noche se congeló 
la sangre que pintaba
la mangata o el camino 
que la Luna marca sus huellas
sobre la cara del agua
que sin dejar huellas 
que la traicionen,
esto ocurrió en los tristes días 
en que la estirpe resurgía.
y con su arrebol pintaba 
sus pálidas mejillas.

El viento lloró sin consuelo
y sus lágrimas interminables
cayeron desde el inmenso cielo
desbordaron los profundos ríos,
inundando los extensos valles,
regando a los infinitos corazones
que resistieron con honor
el dolor de su triste desventura.

Ese día que tu sombra se desvaneció
las penas y los lamentos salieron
a buscarte y al no encontrarte
se alejaron abrazados y cabizbajos.

Al llegar al abismo que da al mar
se arrojaron a sus aguas calmas
que en señal de protesta 
se desbordaron y borraron
todos las huellas que dejaron
tus pasos al marcharte.

Hoy solo te recordé
cuando la luna alumbró
durante la tibia anoche
y el Sol cantó su melodía
y alegró a la mañana
que despertaba alegre
y pujante dando los buenos días
a todos los que lo saludaban.

Los suspiros 
que se escondieron
volvieron y me abrazaron
y me recordaron 
que eramos compañeros 
de lucha y que la muerte no 
mata, solo es un olvido
y hasta otro nuevo amor.

Antonio Encinas Carranza
De: Lima, Perú
D. R.