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miércoles, 22 de enero de 2025

Lo que quedó después de la guerra

 Lo que quedó después de la guerra

Poemas de Antonio Encinas Carranza


Después de los bombardeos
los campos quedaron sin arbustos
los jardines sin flores
los arboles sin ramas
los ríos secos
y los puentes destruidos
por las bombas de alto
poder destructivo.

Los destellos que cayeron los cielos
fueron mensajeros de la muerte
cargados de odio y rencor
que cayeron como chispas
causando dolor destrucción,
cuando el humo se dispersó
los edificios se quebraron,
los puentes colapsaron
los trenes repletos de zombis
se detuvieron y las almas 
quedaron calcinadas.

El mundo ya no era el mismo
el cielo quedó pasmado
los ojos dejaron de disfrutar
de la armonía de la belleza,
las alegrías se distanciaron,
las musas se apagaron
solo el artillero festejaba.

El amor quedó huérfano
y el huertano sin brazos
las aguas empozadas y turbias
se mezcló con la sangre
y regó los trigales
y los cuerpo de los que murieron
sin tener culpa ni pecado.

Después de la guerra solo quedó
el olor a pólvora quemada
la visión dantesca de edificios destruidos
y el recuerdo de cuerpos mutilados
de ancianos abandonados
y de niños deambulando
buscando los brazos
que los cobijaron
cuando la paz los protegía.

Solo quedó el silencio, pasmado y frío
cubriendo como un manto gris sobre el vacío.
casas sin paredes y las paredes sin casas,
niños buscando sus nombres entre los escombros,
los gritos quedaron atrapados en el viento
y un eco de llanto en cada momento.
La tierra abrió sus brazos al horror,
y el cielo lloró, sin color.

Los campos que antes dieron vida,
ahora están dormidos, sin cosecha ni semilla.
quedaron sombras donde había sonrisas,
y huellas en el polvo, hechas cenizas.

Pero también quedó algo más,
en medio de la ruina y el áspero compás.
quedó la fuerza de quien sigue en pie,
y el susurro de esperanza en la piel.

Quedó la mano que aún tiende ayuda,
y una promesa en la noche desnuda.
Quedó el deseo de volver a empezar,
de juntar los trozos y volver a amar.

Lo que quedó después de la guerra
es la memoria que nunca se entierra.
Un grito de vida, un pacto de fe,
de que el amor renace, donde la guerra fue.

Antonio Encinas Carranza

miércoles, 15 de mayo de 2024

Desdeñosa

 Desdeñosa


Poema de Antonio Encinas Carranza

Hermosa y amorosa
pero esquiva y despectiva

No eres mas desdeñosa
que la tierra amorosa
que entre sus vidas
arman cada guerra santa.

Aqui en mi pecho 
donde no vive 
una moza
con un lunar 
debajo de la boca
que parece una linda rosa.

Si tu no puedes
dejar de ser hermosa
aunque tengas la tez de rosa
y aunque al amor no estes sujeta
ni mirandote amorosa
 y aunque no seas misericordiosa.

Tu amor es como la primavera
hay que sentarse para esperarla
y no ir por ella
por que se escapa
corriendo por la vereda.

Mirandomé de reojo,
quererte es imposible,
pero se que me quieres en secreto
y lo guardas en arcanos 
baules del tiempo
de mil colores.

Cuando te arrepientas
y quieras 
quizas ya no he de tener vida
y el aire me ha de faltar

Tu no eres mas mi vida
no eres mas que una loca
insensible y engreída,
histerica y desquiciada

Antonio Encinas Carranza
De: Lima, Perú
D. R.

sábado, 1 de julio de 2023

Dios creó al hombre y este inventó las armas

Dios creó al hombre y este inventó las armas

Poemas contra las guerras

Dios creó al hombre y le dio la paz. 
Dios se alejó 
y el libre albedrío le dejó 
y el hombre quedó en libertad 
y buscó el poder y la desigualdad. 

El hombre con su inteligencia 
inventó formas para defenderse 
y creó armas para atacar 
y obtuvo poder sobre los demás. 

Invento la maza, el machete y el hacha 
y no le bastó y creó la lanza y cerbatana, 
que fue lo más avanzado de la época. 

Después creó el arco y la flecha 
que eran lo más sofisticado 
para esos terribles tiempos. 

Se olvidó que todos somos hermanos 
y hostilizó, impuso la fuerza, invadió, robó, 
se apoderó de las mejores tierras, 
tomó prisioneros y los torturó 
y a otros hombres esclavizó. 

Descubrió el acero y creó el puñal 
y después el arma que le dio 
personalidad y poder: 
asacó la poderosa espada. 

Y el hombre desafió al mundo. 
y fueron armas de tiempos legendarios 
y hasta nombres le pusieron 
como la Excalibur del rey Arturo 
o la Tizona del Cid Campeador. 

El hombre con el tiempo fue avanzando 
y con su talento inventó la pólvora 
y creó armas más poderosas 
que utilizó para matar a distancia. 

Inventó las pistolas, revólveres, 
armas de cañón corto 
y las armas de cañón largo 
como el arcabuz y el mosquete, 
y más adelante la escopeta y el rifle, 
y el fusil de uno o dos cañones. 

La ametralladora muy versátil 
de la que hay chicas, medianas y grandes 
y la ligera, la portátil. 
Las Kalashnikov fueron muy populares. 

Con el tiempo, los que causaron estupor 
fue el tronar de los cañones. 
Con un gran estruendo 
se tumbaban los muros. 

Cayeron las torres y los parapetos 
y fueron tantos los modelos 
que es bien difícil enumerarlos. 

Luego vinieron los carros armados, 
pero fueron los tanques los más sofisticados. 
De los aviones y helicópteros 
hablaremos en otro momento. 

A lo barcos les instaló cañones 
que vomitaban el ardiente fuego 
para atacar y hundir a otros barcos 
y para destruir ciudades. 

Mejoró los barcos y dio la vuelta al mundo 
bombardeando, saqueando y robando 
Pirateó y capturó hombres 
para venderlos como esclavos. 

Inventó las guerras entre países 
y originó las guerras mundiales 
donde murieron millones 
de hombres, mujeres y niños 
El hombre había inventado el racismo. 

En busca de más poder 
utilizó las ciencias y en física 
inventó las armas químicas 
y las armas biológicas. 

Descompuso el átomo 
y creó las armas atómicas 
y para probarlas destruyó 
dos ciudades: Hiroshima y Nagasaki. 

Hoy en día al ciencia esta al servicio de la muerte 
pues ya están experimentado 
con las bombas de hidrógeno 
y las bombas de protones, 

En su ambición desmedida 
el hombre contaminó 
el medio ambiente 
y puso a la Tierra en peligro. 

Alguien confundió el mensaje divino 
de: "Amaos los unos a los otros" 
con: "Mataos los unos a los otros" 

De: Lima, Perú
D. R.

miércoles, 2 de marzo de 2022

Frutos de las guerras

 Frutos de las guerras




Desde que las guerras
duraban 10 años
y las batallas 100 días,
los ejércitos cruzaban
las altas montañas.
y de frío terminaban
con las piernas congeladas.

Para poder llegar
y poder conquistar
los barcos cruzaban
los inmensos mares
atravesando tempestades.

Rompiendo las velas.
o quedaba la frágil nave
encallada entre los arrecifes
meciendose con las olas,
muriendo los remeros
y los tristes artilleros.

El honor se generaba
o tal vez se perdía
atacando y muriendo
en campo ajeno.
o defendiendo
su propio campo.

Conquistas sin honor.
Invasiones forzadas.
de gente foránea.
que ingresaban por miles
asolando la región.
regándola de sangre
propia o ajena.

Los campos tranquilos.
llenos de surcos y de sembríos
listos para la cosecha
de un pueblo pacífico.
Era la paz construida.
que termina destruida

En el fragor de la batalla
solo se escuchan estruendo
que destruyen el silencio
y la paz del campo
y la paz de los hombres.

Solo nos alumbran
los terribles fogonazos
y el aire termina contaminado
con fuerte olor a pólvora
y a el hedor del azufre.

Los invasores embriagados de poder
avanzaban y arrasaban
derruyendo la fortaleza
y arrastrando la miseria
y el hambre salvaje.

Dejando mujeres abandonadas
y niños desamparados.
Con la cosecha destruida
y los surcos convertidos
en ríos de sangre
y los valles llenos
de cuerpos mutilados.

Hoy todo ha cambiado
las guerras solo duran días
y las batallas solo duran horas
y el odio dura toda la vida.

Dejando los campos destrozados
regados de cuerpos
destrozados y desiminados
rodeados del  fuerte olor a muerte.
y a gas mostaza
que pica la nariz
y te ahoga
y te mata
en solo unos
cuantos segundos.

Y se siente el olor
y se ve el humo
de chozas y bohíos ardiendo
y bosques quemados
y todo lo que se mueva
cayendo y muriendo
tristemente,
sin penas ni culpas.

La ciencia al servicio
de la muerte
lanzó el triste recuerdo
de una bomba
de destrucción masiva
llamada atómica
que cayó en Hiroshima
tras un experimento del poder
de la ciencia
contra los hombres
que marcó un antes 
y un después
de la humanidad.

Autor: Antonio Encinas Carranza
De: Lima, Perú
D. R.