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martes, 23 de abril de 2024

La tarde que llovía en Paris

 La tarde que llovía en Paris


Paris, Francia


Llovia en París
en una tarde de otoño
que cerraba languida 
y sonnolienta 
para dar paso a la Luna 
que semi oculta
e indiferente anunciaba 
a la incesante tormenta 
y a un infame vendaval. 

Cubierta con su paraguas negro
que hacía mas triste al atardecer,
ella volvia con su caminar lento
y sumida en el frío del crepusculo.

Con pasos lentos cruzaba la calle ancha,
la que llega hasta la Plaza de la concordia,
ubicada entre Las Tullerias
y los Campos Elisios.

Ella iba chapoteando al pisar los charcos
que dejaba la lluvia 
y el agua saltaba
borboteando sobre la acera
y las huellas marcadas 
de frío se abrazaban.

En el cielo las nubes grises
que alimentaban a la lluvia
envolvían a la Torre Eiffel
que de frío se moria.

De pronto cesó la lluvia
 y las nubes se alejaron
dejando ver a una Luna 
brillante y grande.

 Debajo de la Luna colgaba 
un dije brillante,
chispiante y coqueto que parecia
un dije de un collar invisible,

Es el planeta Venus
el Lucero de la mañana
que siempre la acompaña
y nunca la abandona.

La Luna y las lluvias
en Paris son diferentes
y la joven de paraguas
se pasea hasta el amanecer
por Montmartre 
y Saint Dominiqué
que son vias de Paris,
la llamada Ciudad Luz.

Antonio Encinas Carranza
De Lima, Perú
D. R.

sábado, 15 de agosto de 2020

Esos tus hermosos ojos

 Esos tus hermosos ojos

Esos ojos tuyos mi vida

Esos ojos que tienes tu,
son los ojos perfectos
de una cara hermosa,
que parecen de una diosa.

Los que tienen una mirada
que tiernamente enamoran
que ilusionan sin avisar
y se quedan sin pedir permiso.

Es una noche divina
donde tus ojos son los luceros
que se originan en los misterios
que acompañan a la Luna.

Ojos de pupilas inquietas
de miradas intensas, inquietas
que tocan las mas profundas
fibras internas y secretas.

Ojos de mirada placentera
que solo saben de amor hablar
y no entienden de rencores
porque están llenos de virtudes.

Esos ojos tuyos mi cielo
que al mirarme me desnudan
hasta el alma 
y que saben a gloria.

Esos ojos tuyos mi vida
que un día han de verme
que me vean sin temor
y si han de quererme
quiéreme con pasión.


De: Lima, Perú

D. R.


jueves, 28 de febrero de 2019

Lucero de la mañana

Lucero de la mañana

Estrella de la mañana

¡Oh! bello astro de la alborada,
 lucero hermoso del amanecer
hueles como el rocío matinal
y al amor de la mañana.

De tus labios sale la dulce melodía
que despierta al aletargado amor 
que descarga la fuerza y la energía
que genera la calma y el sosiego 
después de recibir tu bendición.

Eres la estrella más bella,
del universo eres su estampa,
la mas conspicua y recatada,
la joya de la madrugada
y el bostezo del despertar.

Al abrir tus hermosos ojos
iluminas los sueños
con tus mágicos ensueños;
llenando al mundo
con tus ensoñadores anhelos.

Anunciando vas el comienzo
de los días nuevos, 
de los días perfectos,
 cada vez más hermosos,
dulces y primorosos.

Eres la sonrisa que despierta,
muy temprano a la mañana,
cuando al escuchar los sones 
de tu risa luminosa 
expandes la alegría del dulce despertar.

Esperando el momento maravilloso
que llega cuando abres los ojos
para prodigarnos el amor
que despierta junto 
a tu dulce almohada.

Desde ese momento
el día despierta,
el amor florece y se enerva,
para ver tus ojos
y robarte una aunque sea 
una sola de tus miradas.

La estrella matutina anuncia 
que un nuevo y maravilloso día 
a nacido y contigo 
los sueños se convierten
en alegres realidades.

Te he visto de noche 
y a veces de tarde en tarde,
estando lejos de mi morada.
pero mas me agrada verte 
de nuevo hija de madrugada
cuando repunta el alba
al abandonar la noche
y su eterno silencio.

Ha sido lo más hermoso 
que me ha regalado la vida.
Al iniciar la jornada
verte colgada como collar de la Luna
adornando eternamente el firmamento.

Te llamen como quieran
siempre serás la misma,
lucero del alba,
estrella de la mañana,
o simplemente Venus.

Al renacer todos los días.
y al ver tu sonrisa,
nadie querría que terminara el día
lucero de la alborada
    que eres igual al amor que no se olvida.

Autor: Antonio Encinas Carranza

De: Lima, Perú

D. R.