El recuerdo que persiste,
la memoria que resiste
En la bruma del tiempo
un suspiro avanza errante,
las sombras danzan
en un tiempo perdido.
Se escuchan voces tenues,
un eco difuso y lejano,
que tejen historias
con hilos dorados.
El aire se llena de un aroma antiguo,
de jazmines marchitos
y de sueños furtivos.
Una caricia del viento me nombra,
y despierta a la memoria
que duerme en las sombras.
Tu risa,
es un río que nunca se seca,
que resuena en rincones
como el eco de la montaña,
donde el alma se queda dormida.
Tus ojos
es el fulgor ,
de un faro distante,
que me guía en la noche
como a un obcecado invidente.
Tus pasos
sobre la hierba,
ligeros, fugaces,
evocan las noches
y aunque el tiempo se alce como un muro,
tu esencia persiste, eterno conjuro.
Tu recuerdo florece,
sobre mi alma desnuda
Evocando el camino
de los días que juntos
tallamos el destino.
Antonio Encinas Carranza