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lunes, 26 de junio de 2023

La vida empieza temprano en la campiña

 La vida empieza temprano en la campiña

La Campiña



La vida empieza mas temprano en el campo,
donde impera la frescura de la brisa
cuando el Sol calienta al mediodía
y retoza hasta morir la tarde

En la mañana la garúa limpia el paisaje
de la vida campestre,
en la placentera calma del campo
reyna la paz y la serena tranquilidad
que se respira en las lentas tardes
del sosiego campesino
llenando el día de consuelo.

En el campo es donde se refugia el alma
y el alma encuentra el solaz
y el refugio de las eterna promesas
y de los tiernos besos que da
el Sol al amanecer llenando el día
de aromas sedosas y aterciopeladas
y de paisajes perfumados

Por el vuelo de la oropéndola
picaflores de perfumes incipientes
como el vuelo de los pétalos
suaves como los tiernos besos.

El vuelo de las mariposas,
el murmullo de los ríos,
donde circulan las beatas de la inocencia
de las virtudes humanas
y las acciones pastorales
y los vientos cotidianos.

Donde los arboles heridos se curan solos
y las flores solo esperan entregar su polen
a las laboriosas abejas que nunca se distrae
la vida en el campo es bella si se sabe disfrutar.

En la armonía de colores.
El vuelo de las aves.
El perfume de las flores.
El ruido de los vientos
y la sombra de los árboles

El amor te aguarda, te espera
te insta a que al verla la abrases
despacio, muy despacio

De: Antonio Encinas Carranza
De: Lima, Perú
D. R.

sábado, 31 de julio de 2021

La maldad

 Poema a la maldad 

La maldad humana


  En la vida actual hay una lucha entre 
el hombre y la malquistada maldad. 
Ese oscuro sentimiento de la personalidad
que se empecina en luchar con mucha crueldad
tratando de dañar por placer y sin merecer.

La inequidad, la malicie, la perversidad
son hermanas soberanas de la maldad.
que nacieron para desparramar el odio
el rencor y el despreciable desprecio.

La maldad es sigilosa y astuta
furtiva y pertinaz, 
provoca la codicia.
con su lengua bífida y mordaz
Incita al robo y a la violencia

Ataca a su victima sea  hombre, mujer o niño
tejiendo redes para engañar
y la atrapa hasta hacerla sangrar.
o la muerte causar.

Ella camina entre los albañales
cloacas y alcantarillas de la ciudad
arrastrando los pecados, los crímenes
 la codicia y los ultrajes 
y la corrupción dominante.

Mofándose de las discriminaciones, de los odios
y de las  desigualdades que promociona
entre los seres humanos
que viven criticando el origen, 
guerreando por la religión, 
y fomentado las desigualdades.
promocionando la marginación
 y la desigualdad social y la discriminación.

La violencia, el machismo
los feminicidios, la muerte mas irreverente
el matar por un robo inconsciente
o por un centavo guardado en el presente
para asegurar la vida en el horizonte pendiente.

Los humanos en la búsqueda de su hermano
deben arrojar fuera del planeta
todos los malsanos sentimientos,
los odios y las injusticias que anidan
en el accionar de la mente y en el latir del corazón.

Hay que acabar con las injusticias
y los embates inmisericordes,
despiadados, crueles y brutales
de las ignominiosas maldades
y de la envidia que nace 
en las formulaciones mentales.

Los pensamientos nefastos y anegados de sombras
trastócalo en la música del corazón
y canta la mejor canción, la canción de la razón.
Abraza a tu hermano y bendice el amor y la paz.

Entona la canción de la templanza y la bondad
y de los buenos sentimientos.
No al necio orgullo, ni al afán violento,
ni al odio vil y ruin, ni a la triste melodía
del tormentoso sonido de la envidia.

Al malhumor, a la envidia y al rencor
debemos arrójalos desde los acantilados 
mas altos que dan al inmenso fondo marino
 o en las eternas cavernas del abismo.

Antonio Encinas Carranza
De: Lima, Perú
D.R.




viernes, 6 de marzo de 2020

El extraño del tejado

El extraño del tejado

Los días tristes

Fui un extraño
Sentado en un tejado
Alejado del suelo mundano
Donde transcurre el dolor humano.

Muy acucioso auscultando 
Al viento que es mi hermano
Solo me acompaña el horizonte lejano.
Y el corazón agraviado y ofendido.

Lleno de heridas
Me subí a un tejado 
Extrañando una ventura
Que quedó atrapada
Entre el tiempo y el viento. 

Yo era un águila con el ala rota
Y las garras descarnadas
Que estaba esperando
Un ser racional. 
  
Una hermosa alondra.
Con las alas al viento
Aterrizó en el tejado
y al verme lastimado
con su amor curó mis heridas.

Me brindó su compañía y su consuelo
Durante varios días me entregó
su afecto y su amor
sin exigir nada a cambio.

Hasta que un día
Y sin decir nada
La humanitaria alondra
Abandonó el tejado.

Las heridas sangraron 
 Extrañando la ausencia
De la amorosa alondra
 Los días tristes tornaron.

Autor: Antonio Encinas Carranza

De: Lima, Perú
D. R.