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viernes, 3 de mayo de 2024

Buscame entre la estrellas

 Buscame entre la estrellas


Poema de Antonio Encinas

I
Con el alma dormida contemplando
tu rostro y admirando tu belleza quedé rendido
y con los besos de tus ojos quede engalanado. 
Por esa dulce mirada te regalo el cielo
por tu bella sonrisa te doy la vida entera
y te brindo mi corazón para que mores en el
y lo alumbres con la luz de esos gratos afectos,
que tienes tu y que te sobra en tu ternura.
No se que tienes tu que despiertas 
a las mañanas y haces suspirar a los sueños
y despiertas a las desnudeces del alma
Nunca cierres los ojos porque el universo
 puede invocar a los gritos del silencio
y despertar al alma que esta dormida.

 II 

Voy a caminar sobre las agitadas olas
del encrespado e impetuoso mar
para zambullirme en la profundidad 
de tu inquietante y turbador mirar
y nadar hasta llegar a la orilla
de tu lejana y turbadora sonrisa
y poder rodearme de tus caricias 
y dormir en la fuente de tu querer
en el mistico ensueño de tu amor
que siempre me depara los dulces placeres
y las mas infinitas dichas y alegrías 
donde guardas las llaves de oro
para abrir la puerta donde se esconde
la misteriosa mistica de tu mirada.

III

Lucerito de la mañana, estrella de amor
tu que sabes cuanto la añoro y extraño
si la vieras en tu vasto y amplio camino
guiala hacia mi triste y errante destino,
tu que conoces mi esforzado andar
y vas escuchando mi triste canción
guía mis vacilantes y tristes pasos lentos
cuando camino por sendas desconocidas
para poder llegar al río meláncolico
donde ella siempre me esperaba 
 todas las mañanas y todos los días
y si algún día falto y no estoy en el punto de encuentro
bajo la copa del árbol junto al manantial
buscame entre las estrellas del basto firmamento.

Antonio Encinas Carranza
De: Lima, Perú
D. R.

jueves, 4 de abril de 2019

A los ojos de aquella mujer

A los ojos de aquella mujer

Si me miras a los ojos

No es tu cabello negro y blondo 
Los que me tienen deslumbrado.
 No es tu voz, que ya es mucho decir
Ni tus labios partidos, ni tu sonreír
Lo que me tiene impresionado.

Son tus hermosos ojos color pardo claro 
y tu mirada tierna que me tiene embrujado. 
Ojos color miel que muestran lo mejor 
de la ternura y la dulzura de tu alma
germinada y enamorada.

Es el misterio que emana
del alma que se refleja
y me ofrece un mundo de virtudes.
Hermosos ojos que anuncian y prometen
un tiempo pleno de placeres.

Déjalos, que hablen ... quieren decir algo, 
no ves que todo lo ven y todo lo callan,
con su eterno silencio y su callada mirada, 
y la promesa de un paraíso a su lado.


En la eternidad de aquella fantasía 
visual y profunda, algo moría.

Inquiriendo saber el futuro cercano,
ya lo viste ... allende los mares ... 
el presente se volvió lejano.

Los ojos que un día me regalaste,
quieren confesar lo que el corazón siente,
deja que navegue en lo profundo de tu mirada,
en esa mirada, tan inmensa, tan intensa,
déjalos que hablen y digan su verdad,
que romperían con la soledad.

Aquellos ojos que conscientemente 
me los ofreciste 
sin tener en cuenta que soy un inconsciente
apasionado y vehemente.

A los ojos de aquella mujer
que volteó la mirada.

Autor: Antonio Encinas Carranza

De: Lima, Perú
D. R. 

sábado, 8 de septiembre de 2018

Aquellos besos ...

Aquellos besos ...

Te enamoré, me enamoraste

Solo fue verte a los ojos para sentir la intensidad de tu pasión.
Nuestras miradas se cruzaron para sentir una hermosa atracción
Notar que eras una mujer convertida en ardor intenso y desenfrenado.
Pasión sin fin que nos arrastró por el mundo del amor tiernamente imaginado. 

Te enamoré, me enamoraste, 
No sé, no importa quién fue.
Me miraste y sonreíste 
Graciosa, 
Coqueta.

Te pregunté, me contestaste.
Te invité, me aceptaste.
Hablamos, caminamos, reíste.
Te besé, me besaste.

Me llevaste o te llevé.
No importa donde fue.
Tú casa, mi casa.
Cualquiera era igual.

Fueron tantas veces.
Pasión intensa por beber de tus labios. 
Que marcaban un virginal corazón rojo.
Pasión desenfrenada por su aparente resistencia.
Que cayeron solas al primer contacto de la esencia.

Morir por soltar tu cabello ondulado
Aprisionar y estrujar tu piel de oro.
Te miré, me miraste a los ojos.
Te dije amor y me contestaste con tu mirada
Ámame sin temores.

Fue un beso amoroso ardoroso.
Fue un beso de cuerpo entero.
Giraste el cuerpo y seguí arrastrando el beso.
Un beso lento, beso eterno.

Quieta, acurrucándote, débil, tímida.
Murmurando, casi gimiendo.
Volví a recorrer tu cuerpo 
Con pequeños mordiscos

Marcando levemente su piel rosada.
Sufriendo de gozo.
Moría de gusto.
El cuerpo húmedo.
Sufría suaves y ondulantes espasmos.

Verte desnuda fue un deleite
Divisar sus torneadas piernas
Ansiosas de placer.
Es virtud y gozo.

Sentir sus labios gruesos y calientes
Solo el contacto me dejo sin nombre.
Me sentí un volcán en erupción
La más sublime emoción.

Ardiendo solo pude gritar en silencio.
Con la mirada al cielo.
Yo solo escuché con discreción.
“Que dulce eres amor”

Mayor entrega por amor
De cuerpo entero sin disturbios 
Solo gritos apagados
Y cerrar con fuerzas los ojos
Mirando al cielo eterno.

Mi cuerpo, tu cuerpo, entrelazados en minutos de celestial placer.
Unidos por la naturaleza del amor del orden divino.
Llenando el mundo de placer y amor infinito.
Culminando el mandato sagrado.

Fue un amor a primera vista
Que duró hasta que acabó. 

De: Lima, Perú
D. R.