Volcán de Pasiones

  Volcán de Pasiones

Quiero perderme en tu cuerpo
y llenarme de ese amor excitante y loco

que nos traslada a ese otro mundo irreal
del que nunca queremos abandonar.

Quiero sentir el amor intenso,

loco y apasionado,

de besos quemantes 

y abrazos ardientes,
de caricias encendidas,
de luces sigilosas 

y gritos apagados.

Ese amor que nace 

en la pureza del fuego,

del crisol del hierro fundido,

que forja espadas y puñales.

Que hieren y matan 

de amor calcinante.

  Fuego ardiente y voraz

donde el hierro 

se transfigura en cadenas
que esclavizan eternamente 
a los prisioneros del amor

que mueren con la pasión.

Esa pasión intensa y febril,

como la lava volcánica 

de humeante flujo.

Magma ardiente y viscosa,

que desde el centro de la tierra,

brota como un río continuo.
que quema las entrañas,
que destruye el presente.

El alma nos abandona.

cuando la pasión es ardiente
El cuerpo es carne.
La vida es nada.
El amor es todo.

Antonio Encinas Carranza

De: Lima, Perú

D. R.

Amor sincero y cabal

 Amor sincero  y cabal

Cuando el amor es sincero

puro y verdadero,

te ama y te abraza

y siempre te acompaña.

Esta siempre a tu lado y no a ratos,

en los buenos momentos

y en los malos también

aun que los tiempos cambien.

Este amor es diferente

y es tan distinto a todos

por ser sencillo y profundo

y a la vez intenso e interminable.

Es ardor y pasión,

es calma e insaciable

de los males incurables

que solo el amor puede

con su magia curar.

Es el amor inolvidable

que se recuerda,

es tan inmenso y profundo

que nunca se olvida.

Es el amor

que se encuentra

 cada mañana

y son amantes 

eternamente.

Autor: Antonio Encinas carranza

De: Lima, Perú

D. R.

Tenía miedo a los sueños

 Tenía miedo a los sueños

En sus sueños pululaban

aquellas imágenes del pasado

que la obligaban a mantenerse despierta.

Pero tenía miedo de cerrar los ojos

y comenzar a soñar

su tristeza era enorme, inmensa e infinita.

Una fuerza la impulsaba

 hacía el tiempo estropeado

del ayer lejano y remoto.

Las emociones las guardaba en un cofre

en lo mas profundo de su ser.

los sentimientos asomaban 

y la mirada bajaban.

Se quedaban en silencio

y sin argumentos.

Las lágrimas lúcidas

 saladas y acidas

en tropel asomaban 

fustigándola y obligándola 

a cerrar los ojos.

Logrando que sus emociones se apagaran

impidiéndole a sus secretos 

divulgar su verdades ocultas

y sus arcanos escondidos.

Los suspiros que ella emitía

se desbordaban

 sin poder controlarlos

y los sueños se resistían,

Los sentimientos

a los recuerdos los vencían

llenando el mundo

de infinitas tristezas.

Con tantas tensiones 

dormía con temores

y entre tensiones y sueños

y una esperanza dormida

un profundo sueño la abrazaba.

Sumida en un profundo letargo

que le provocó 

un dulce sueño,

de pronto despertó

del sueño que la entretuvo

donde era acosada por un recuerdo.

y al abrir sus grandes ojos

un suave resplandor la deslumbró.

Vio una luz a lo lejos

pequeña, brillante, un suave resplandor

que conforme se iba acercando

su temor se fue apartando.

La luz se introdujo por su ventana

y movió las cortinas

para que ingresara el alba

que le llevó el consuelo

y las verdes esperanzas

que no fueron vanas.

Logrando calmar sus angustias,

 en su vida aparecieron

varias nubes blancas

que tenían la forma

de las inquietas ilusiones.

Al despejarse el cielo

vio una nueva senda y un ser inocuo

que la invitó a seguirlo

y empezó a caminar 

sin voltear la cabeza

y sin mirar atrás.

Al llegar a su destino

se encontró con la luz brillante

que le entregó su corazón.

Ella ahora podrá dormir 

y soñar libremente.

Ya nada la obligaría

 a mantener los ojos abiertos

Ahora podrá cerrar sus hermosos ojos

y soñar abiertamente.

Autor: Antonio Encinas Carranza

De: Lima, Perú

D. R.

Hasta aquí nomás ...

¡Hasta aquí nomás!

Aunque todavía te amo, 

quiero que seas feliz

aunque no sea conmigo.

Aunque no estés a mi lado

aunque tu camino 

sea diferente al mío.

Regalaría mi felicidad por completo,

solo por verte otra vez sonreír.

Por saber que eres feliz,

aunque sea lejos de mí.

Confiaría la vida al alma,

y el alma se complacería,

al saber de ti y de tu alegría,

de tu paz, de tu tranquilidad.

Que no te cambie el tiempo,

ni tus inviernos.

ni tus tempestades,

Que no te cambie la vida,

ni el amor que tú misma

distinguir no sabes.

Mi amor nunca se agotará,

se mantendrá en silencio

y pasible dentro del corazón.

Inacabable, interminable.

Dormirá tierno y tranquilo en el pecho.

Lo abriría y te mostraría donde habita

el más puro e intenso amor,

este amor que te tengo

y que no supiste apreciar.

No te pido nada material,

solo quiero que seas feliz toda la vida,

que nunca te falte el amor.

Que se aleje el infortunio

y las aptitudes aviesas

de los jardines donde reposan

tus inquietudes apasionadas 

y seudo románticas

portque tu no sabes 

lo que es el amor verdadero.

No deseo que te vuelvas a acordar de mi,

solo quiero mantener el recuerdo

del supuesto amor 

quedejó de ser 

 un ritual.

Yo ya no existo para ti.

ni los recuerdos 

deben de interferir

para que tu seas feliz.

Fue difícil decirte:

"Hasta aquí nomás"

Así quede desarmado

cuando escuché tu voz

al decir muy queda ... adiós.

Y después ver como te alejabas

y resistir la tentación

de correr detrás de ti.

Tu no sabes ... lo difícil que fue.

Estoy tratando de no correr

detrás de ti, se que es imposible

Adiós ... esto fue el final.

¡Hasta aquí nomás!.

Autor: Antonio Encinas Carranza

De: Lima, Perú 

D. R.

A los ojos de aquella mujer

A los ojos de aquella mujer

No es tu cabello negro y blondo 
Los que me tienen deslumbrado.
 No es tu voz, que ya es mucho decir
Ni tus labios partidos, ni tu sonreír
Lo que me tiene impresionado.

Son tus hermosos ojos color pardo claro 

y tu mirada tierna que me tiene embrujado. 

Ojos color miel que muestran lo mejor 
de la ternura y la dulzura de tu alma
germinada y enamorada.

Es el misterio que emana
del alma que se refleja
y me ofrece un mundo de virtudes.
Hermosos ojos que anuncian y prometen
un tiempo pleno de placeres.

Déjalos, que hablen ... quieren decir algo, 

no ves que todo lo ven y todo lo callan,

con su eterno silencio y su callada mirada, 
y la promesa de un paraíso a su lado.

En la eternidad de aquella fantasía 

visual y profunda, algo moría.

Inquiriendo saber el futuro cercano,

ya lo viste ... allende los mares ... 

el presente se volvió lejano.

Los ojos que un día me regalaste,

quieren confesar lo que el corazón siente,

deja que navegue en lo profundo de tu mirada,

en esa mirada, tan inmensa, tan intensa,

déjalos que hablen y digan su verdad,

que romperían con la soledad.

Aquellos ojos que conscientemente 
me los ofreciste 
sin tener en cuenta que soy un inconsciente
apasionado y vehemente.

A los ojos de aquella mujer
que volteó la mirada.

Autor: Antonio Encinas Carranza

De: Lima, Perú
D. R. 

El terciopelo de tu piel

El terciopelo de tu piel




Cada vez que te recuerdo,

no es más que sentir las ansias

desesperadas de amarte,

de abrazarte y besarte …

despacito … lentamente.

Sin apuros ... delicadamente.
Cada vez que te recuerdo.

Y pasear mis imperturbables ansias

por cada centímetro de tus pétalos de flor.

Suavemente ... dulcemente.

Sintiendo el terciopelo de tu piel,

respirando el mismo aire que tu aspiras.

Bebiendo el fresco soplo 
de tu nacarino aliento

y aspirando el dulce néctar

que se refleja en tu mirada

y que emana del centro

de la dulzura de tu cuerpo.

Llenándome de tus rebeldías,
visitando tu cielo
y quedándome en tus infiernos.
Compartiendo el éxtasis de tu sangre.
Muriendo en el fuego de tus entrañas
y sintiendo como se detiene el tiempo.

 Mientras escucho tus gemidos

de pasión acelerada

y esos suspiros tan suaves,

tan delicados, tan tenues,
 susurrantes y arrulladores,

que se mezclan con el rumor

de mi pasión acelerada

y de nuestra sangre hirviendo.

Siento el impulso de seguirte

hasta el mismo paraíso,

ese lugar excelso y sublime

cubierto de tules blancos,

donde posan las mieles

de tu piel rosada y seductora.

Mis sentidos embriagados 

y entorpecidos de amor,

gritan en silencio su emoción

y reciben los mensajes tenues

de tu inquietud y cariño.
La paz vuela en tus hermoso ojos.
La quietud dormida te abraza.

Sintiendo lo hermoso

de todo lo que es y no es,

así voy resistiendo las ganas

que domina mi mente y mi corazón

y que vuelve loco mi pasión por ti
cada vez que te recuerdo.

Antonio Encinas Carranza

De: Lima, Perú

D. R.

Aquellos besos ...

Aquellos besos ...

Solo fue verte a los ojos para sentir la intensidad de tu pasión.

Nuestras miradas se cruzaron para sentir una hermosa atracción

Notar que eras una mujer convertida en ardor intenso y desenfrenado.

Pasión sin fin que nos arrastró por el mundo del amor tiernamente imaginado. 

Te enamoré, me enamoraste, 

No sé, no importa quién fue.

Me miraste y sonreíste 

Graciosa, 

Coqueta.

Te pregunté, me contestaste.

Te invité, me aceptaste.

Hablamos, caminamos, reíste.

Te besé, me besaste.

Me llevaste o te llevé.

No importa donde fue.

Tú casa, mi casa.

Cualquiera era igual.

Fueron tantas veces.

Pasión intensa por beber de tus labios. 

Que marcaban un virginal corazón rojo.

Pasión desenfrenada por su aparente resistencia.

Que cayeron solas al primer contacto de la esencia.

Morir por soltar tu cabello ondulado

Aprisionar y estrujar tu piel de oro.

Te miré, me miraste a los ojos.

Te dije amor y me contestaste con tu mirada

Ámame sin temores.

Fue un beso amoroso ardoroso.

Fue un beso de cuerpo entero.

Giraste el cuerpo y seguí arrastrando el beso.

Un beso lento, beso eterno.

Quieta, acurrucándote, débil, tímida.

Murmurando, casi gimiendo.

Volví a recorrer tu cuerpo 

Con pequeños mordiscos

Marcando levemente su piel rosada.

Sufriendo de gozo.

Moría de gusto.

El cuerpo húmedo.

Sufría suaves y ondulantes espasmos.

Verte desnuda fue un deleite

Divisar sus torneadas piernas

Ansiosas de placer.

Es virtud y gozo.

Sentir sus labios gruesos y calientes

Solo el contacto me dejo sin nombre.

Me sentí un volcán en erupción

La más sublime emoción.

Ardiendo solo pude gritar en silencio.

Con la mirada al cielo.

Yo solo escuché con discreción.

“Que dulce eres amor”

Mayor entrega por amor

De cuerpo entero sin disturbios 

Solo gritos apagados

Y cerrar con fuerzas los ojos

Mirando al cielo eterno.

Mi cuerpo, tu cuerpo, entrelazados en minutos de celestial placer.

Unidos por la naturaleza del amor del orden divino.

Llenando el mundo de placer y amor infinito.

Culminando el mandato sagrado.

Fue un amor a primera vista

Que duró hasta que acabó. 

Antonio Encinas Carranza

De: Lima, Perú

D. R.