El amor que no conocía
A pesar que eran días cálidos,
ella tenía frío en el alma
y caminaba lentamente
mirando sin mirar, hasta llegar
a la playa tranquila y serena
que estaba llena de arena y Sol.
Buscaba una banca vacía
y se sentaba a mirar la lejanía
y a la inmensidad del mar,
a las gaviotas en su volar
y buscaba el amor por llegar.
Creía ver la orilla al otro lado del mar
y estiraba la razón tratando
de encontrar el extraño
que en su mente vivía
y al lejano corazón que todavía
no lo conocía.
El amor apretujado lo sentía
en su sueño de fantasías
que en su mente vivía
y en su pecho lo guardaba
y tercamente lo sustentaba.
Tanta ilusión
causaba desilusión
terminando en enajenación
y en su dulce ensoñación
abrazaba con ternura
al amor que no conocía.
Antonio Encinas Carranza