Por ti perdí la razón
Solo fue encontrarte
y quedar impresionado
con el impacto de tu belleza
y de tu divina personalidad
que me obligó a dejar todo
para seguir tus pasos.
Nada pudo detenerme,
lo dejé todo por seguirte,
fui tu sombra de día
y también de noche,
fue un loco arrebato
impulsivo y enérgico.
Solo fue conocerte
para seguir los pasos
que dejabas en el camino
y perseguir e aroma
que quedaba impregnado
en la suave brisa matinal.
Para motivarme,
mis fuerzas se incentivaron,
caminé sobre la arena caliente
de un cálido desierto
y crucé brazas ardientes
con los pies descalzos
Rompí barreras,
derribé muros infranqueables,
anduve de día y de noche
fui la sombra difusa y sigilosa
que se extendía por los caminos
angostos y polvorientos.
Los caminos se espantaron
cambiaron su rumbo
y se fueron alejando
desconfigurando las ideas
desconcertadas e incoherentes
de la desilusión y el desengaño.
Eras un espejismo
que de lejos me sonreía
me acosaba, me perseguía
fue tu mirada el anzuelo
la invitación para seguir tus pasos
y tu sonrisa fue la carnada.
Por ti abandoné todo
y perdí la razón.
Antonio Encinas Carranza