El hambre del pueblo
Las memoria del dolor
son los testimonios mudos
de las víctimas del sufrimiento
que nunca se deben olvidar.
Les incautaron las demandas
les arrancaron los gritos
y le taparon la boca
para callar su hambre.
Detrás de la memoria
están las indignas piedades
compartiendo las cadenas
que suenan a campanas
oxidadas y herrumbrosas
y que siempre llegan tardías,
Solo los imperfectos hombres
de mente indigna e infame
que arrastran las penas ajenas
de las multitudes que claman
pan, justicia y libertad
y se aprovechan de su hambre
acordandose vilmente
cuando están en campaña.
Buscando una curul les ofrecen
llenarles la boca de pan
pollo, papas y camotes
a granel y se toman las fotos
y se abrazan dejandoles
mil promesas y pocas virtudes.
Mientras que los gobernantes
tienen el camino seguro
y el gobierno en sus manos
y los resultados de su insanía
la tienen en sus bolsilos.
Cada día cambian los politicos
pero no cambian las politicas.
se intercambia el poder
pero no la justicia
la que conservan
para su propia protección.
Que triste es el andar
con los pasos de las desesperanzas
que nacen en el silencio
pero más triste es el sufrimiento
que causa las viles promesas.
Cuando mas tristes son los días
mas tristes son las miradas
y los recuerdos de los ojos fijos
anunciando el preludio y fuga
de las promesas incumplidas.
El poder y la sangre los envilecen
los embriagan como el peor de los vinos
y los endurecen, los tratornan
y los embrutecen
y gozan con el sufrimiento
de los desposeídos
de los que votaron por su esperanza
y no por el abuso
No les importa nada
mientras se llenan los bolsillos
sus cuentas en un banco offshore
y el ejercito de testaferros
que esconden los millones birlados
mientras que los pobres
siempre terminan burlados.
Autor: Antomio Encinas Carranza
De: Lima, Perú
D. R.
