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jueves, 23 de enero de 2025

Recuerdos bajo la lluvia

Recuerdos bajo la lluvia

Poemas de Antonio Encinas Carranza


Las nubes negras guardan recuerdos tristes
que se esconden detrás de los nubarrones
y las cubren con sus mantos oscuros
 en medio de la quietud de las horas nocturnas.

Las nubes blancas guardan los recuerdos alegres
y son acunados con la música de los vientos
y las llevan en los brazos de la tarde
y les dan abrigo y confort.

Cuando las nubes negras chocan con nubes blancas
nacen las tormentas y las lluvias se desbordan
y se deslizan gota a gota y al caer borran las huellas
del lento caminar de los días de la estación otoñal.

En el silencio de la tarde solo se escucha 
el discurrir de la lluvia que cae sobre las hojas de la floresta
y en en su lenta caída lavan las penas de la humanidad 
que guardan los vetustos árboles corpulentos.

El sonido de la lluvia causa melancolía y las penas 
se desgarran y sus restos van quedando rezagados
 en cada charco, en cada paso que dan los días aciagos
y al caer los recuerdos se van partiendo en mil pedazos.

Era una tarde gris y silenciosa y solo se escuchaba
el siseo de los vientos arrastrando las gotas de la lluvia.
El viento jugaba con las hojas de las copas de los árboles 
que se mecían lentamente al compás de la mùsica del recuerdo.

Antonio Encinas Carranza

sábado, 26 de octubre de 2024

Quiso ser sirena

  Quiso ser sirena 


Poema de Antonio Encinas Carranza


Ella era una joven mujer, muy alegre y divertida, además era soñadora, sin llegar a ser ilusa, todo su familia la quería, al igual que sus amigos por lo alegre que era, era una gran bailarina y le gustaban los bailes modernos, tenía varios pretendientes pero no aceptaba a ninguno, salvo a Milton un joven deportista que era de su confianza, con el que mas alternaba y todos creían que eran enamorados.
Mas Claudia era muy sensible y cuando tenía algún contratiempo o malestar emocional se desmoronaba y le invadía la melancolía, ella buscaba la soledad y se iba a la playa que tanto le atraía y se quedaba buen rato mirando al mar que al parecer la hipnotizaba, todo el ambiente marino la subyugaba, casi la embrujaba y la conducía a un estado de catarsis donde su imaginación la desbordaba y se veía nadando por alta mar, descubriendo islas lejanas y perdidas, también se sentía volar como las aves marinas y se alejaba de la orilla siguiendo a los barcos y a veces a las ballenas y se perdía en la alta mar y luego retornaba montada sobre algún delfín,
Pero lo que la subyugaba era bucear en el mar del que no quería salir, parecía que buscaba algo, hasta que lo encontró y fue un ser de las profundidades marinas.

Ella se enamoró del mar al ver en su basta inmensidad
lo maravilloso que era el océano y se quedo dormida,
mareada por lo que percibían sus ojos claros
claros como el cielo celeste del mar al medio día 
y mientras dormía
soñaba que era una sirena
y los delfines sus hermanos
y montándolos reía y gozaba
y los delfines dando saltos volaban
sobre el nivel del mar
y las olas los saludaban,
cansada de tanto jugar
se quedó dormida 
en al orilla del mar
y mientras dormía
le crecieron escamas
y soñó que estaba en una isla desierta 
alumbrada por la Luna
que le enseño a cantar
para seducir a los hombres
y fue un capricho del astro nocturno
que hizo que olvidara su pasado
y la llevó por un camino
donde encontró al amor
en un joven tritón
de cuerpo atlético
y muy trabajador
que al escucharla cantar lo sedujo
y el joven tritón le ofreció llevarla
al lugar donde vivía y ella aceptó
y conformaron un hogar
donde todos los días 
renacía la paz en medio 
de la quietud y el sosiego 
y se escuchaba la música
del amor con aires de libertad
la joven mujer no volvió a la costa, 
donde todos la recordaban
como la joven que cayó al mar
y este no devolvió su cuerpo.

Antonio Encinas Carranza
De: Lima, Perú
D. R.

lunes, 10 de junio de 2024

La tranquilidad del mar

 La tranquilidad del mar


Antonio Encinas Carranza


En las tardes tranquilas
cuando tu llegabas
el mar se alegraba
al ver que te acercabas.

El mar ansioso te esperaba
su inquietud se desbordaba,
el viento lo tranquilizaba,
pero nada lo calmaba.

Porque tu solo y nadie mas
lo puedes entender
y cuando tu, te aproximabas
el mar con voz temblorosa
te contaba sus cosas.
y el relajaba
y luego se sosegaba.

Cuando acariciabas a las olas,
estas se retiraban tranquilas,
 el silencio se ruborizaba
y la Luna que observaba 
en silencio se ocultaba.

El mar en su amplitud 
parece sereno
y en su quietud
se parece 
"al alma del hombre"
como lo comentó
el poeta Goethe.

Antonio Encinas Carranza
De: Lima, Perú
D. R. 

viernes, 22 de septiembre de 2023

Décimas del 10 al 17

 Décimas

Antonio Encinas Carranza


11.- A los ojos de tu mirar
puse los versos místicos
que el viento me inspiró.
Son migajas del amor
que plasmé con el alma
en tu dulce y rojo corazón
al ver como las rosas rojas
que lucías en tus cabellos
se cubrieron la cara
al mirar tu bello rostro.

12.- El amor que nació sin querer
es un amor que es y no es,
es un amor sin principios,
es un amor sin finales,
es un amor que no tiene
pretensiones, ni sustento,
tampoco tiene fundamentos,
ni esencias, ni silencios,
es un amor que solo
tu y yo lo comprendemos.


13.- En el silencio de la triste
y larga noche es cuando
retornan las imágenes
que un día se marcharon,
y solo vuelven impertérritos
en los lívidos y pálidos sueños
donde brotan los recuerdos
que no quieren recordar
y sobreviven olvidando
lo que no pueden olvidar.


14.- Cuando la noche te grita 
como son los crueles recuerdos,
estos se hacen mas fuertes
y se llenan de evocaciones.
y en medio de la añoranza
surgen los resquemores
que se colman de memoria
y los ojos llenos de pena
 y de cansadas emociones
destruyen a los corazones.

15.- Cuando llega la noche,
cuando se cierra el cielo,
cuando todo esta oscuro,
cuando la vida esta cansada
es cuando asoma el silencio
y nos invade la tristeza
con su mirada bizantina
amplia e insustancial
infundiendo el sosiego
la calma y la quietud.

16.- Evocando y olvidando
el alma vive recordando
y la mente muere negando
y donde están se mantienen
y es cuando los pensamientos
y los sueños se vuelven
mas tristes e indecentes
y a veces mas impuros
y por sus impurezas
se tornan en seductores.

17.- El Sol brillaba todos los días
y alejaba a las tristezas
con su alegre resplandor
y su fulgurante esplendor
Un día a la tristeza le bastó
cerrar los ojos para apagar
y ensombrecer las sonrisas
obligando a las sonrisas
a los guiños y a las muecas
a ocultarse para siempre,